Monday, July 23, 2007

AL FINAL DE LA CARRETERA: EL CEMENTERIO- TERCERO

DOUBLE INDEMNITY

Cuando me propuse escribir estas páginas asumí la obligación de ser honesto con los posibles lectores que se acercaran a curiosear mi particular punto de vista para con algunas obras y autores del cine, en su vertiente llamada clásica. Esta labor conlleva ser cuidadoso en el lenguaje y en las formas con las que se redacta un artículo. Tengo que reconocer que muchas veces he descuidado estos extremos. Para escribir con propiedad hay que pensar en el lector y hacerle fácil la labor. Prometo respetar y mimar más a mis visitantes desde ahora.

Y sin más preámbulo dejemos que la atmósfera negra de "Double Indemnity" envuelva a los amantes malditos.

"Perdición" no fué una película realmente cara. El coste total de la misma fue de 927.00 dólares aproximadamente, de los cuales Wilder cobró 44.000 $ por el guión y 26.000$ por la dirección. Los tres protagonistas cobraron alrededor de 100.000$ cada uno.

Hay una anécdota curiosa acerca de cómo la Paramount comenzó la campaña publicitaria de la película. Los Estudios aconsejaron a todas las Compañías de Seguros del país para que organizaran exhibiciones para sus empleados. Esto era un consejo paradójico, ¿qué modelo de personaje iban a imitar los agentes de seguros: al bobo asesino o al listo amargado?
Otro capítulo publicitario de la productora fue cómo suavizar la imagen de Bárbara Stanwyck. Minimizar la imagen de una asesina fría y calculadora era labor harto difícil para lo cual hcieron aparecer a la actriz en la campaña de la Max Factor y de las "Colchas Bates".
"El Cigar Institute of America" se frotó las manos cuando vió la frecuencia de consumo de cigarrillos en la película, así que distribuyó carteles por todos los estancos con la imagen de Fred MacMurray encendiéndole el puro a Edward G.Robinson. Un crítico con mucha mala baba, Frank Krutnik, escribió en su columna que el continuo encendido del puro por parte de Neff a Keyes era todo un símbolo de una relación homosexual velada entre ambos personajes.

En aquella época los preestrenos dictaminaban la carrera comercial de una película. El preestreno de "Double Indemnity" fue el mes de Julio de 1944 en Glendale y Westwood. En un momento de la proyección, Billy, que paseaba nervioso por el vestíbulo, oyó una tremenda pitada. "La hemos cagado" dijo, pero la pitada no iba por la película sino por Bárbara, cuando aparece, con la toalla arrollada sobre su cuerpo desnudo, en lo alto de la escalera.

Lo más doloroso para esta película fue la agresividad verbal deRaymond Chandler, que aparte de ser un gran escritor era una angustia de hombre. Este arremetió contra Wilder y su labor como guionista escribiendo un artículo durísimo en el Atlantic Monthly en el que de paso ponía a parir a todo el gremio de guionistas hollywoodenses. Parece ser que al leer el artículo Billy exclamó: "Este bastardo se lamenta de lo que Hollywood le ha hecho, que él se pregunte lo que ha hecho por Hollywood".

Al margen de todos los escollos y escaramuzas, propias del gremio, "Double Indemnity fue un éxito para todos los que intervinieron en el film. Billy Wilder superó, con muchos tantos, su prestigio como director (esta era su tercera película). Uno de sus más geniales colegas, Hitchcock, le mandó el siguiente telegrama: "Desde "Double Indemnity" las dos palabras más importantes son Billy Wilder".

El personaje de Neff sigue con su confesión en el dictáfono.
"Esa fué la noche más larga de mi vida, Keyes, pero el siguiente día fué peor. La noticia salió en la primera plana de los diarios y el asunto se aireó en la oficina. Cuando tú comenzaste a hurgar en el asunto yo mantenía las manos en los bolsillos por temor a que tu vieses cómo me temblaban. Intenté ponerme unas gafas de cristales oscuros para que nadie me viera los ojos, pero rechacé la idea por temor a que alguien me preguntara por qué usaba aquellas gafas. Traté de mantenerme tranquilo, pero la verdad es que los nervios me tenían destrozado."

Neff y Keys son convocados al despacho del Supervisor. Se discute que la policía no parece encontrar nada extraño en la muerte del Sr. Dietrichson. Todo indica que ha sido una muerte accidental. La autopsia no revela nada más que rotura de cuello. No existen síntomas de ataque cardíaco, ni apoplejía ni otras causa que haya sido diagnósticada por un médico.

El Presidente de la Compañía de Seguros Mr.Edward Norton (Richard Gaines) malhumorado y agresivo le dice a Keys que él está convencido de que el Sr Dietrichson se ha suicidado. Sin embargo Keys le contradice alegando que si un hombre quiere suicidarse no lo haría arrojándose de un tren que corre solo a 20 kilometros por hora. Norton se empecina en su teoría y para ello ha citado a la viuda Dietrichson a fin de llegar a un acuerdo financiero razonable y que la compañía no tenga que pagar doble indemnización.

Phyllis aparece en la oficina segura y digna, vestida convenientemente y tocada con un sombrero del que pende un velo negro transparente sobre su cara.
Norton le habla de forma educada al principio, exponiendo las razones por las que ella ha sido citada, pero a poco, cambia de tercio y le dice claramente que la Compañía no está dispuesta a pagar la doble indemnización porque cree que el Sr. Dietrichson se ha suicidado por motivos económicos y que está dispuesto a sostener esa teoría y demostrarla en los tribunales.

La contestación de Phyllis es cortante: "Yo no se absolutamente nada de todo este asunto. De hecho no se para qué me ha llamado. Cuando vine a esta oficina no tenía idea de que ustedes me debían dinero. Primero me dicen que sí, luego me dicen que no y ahora que me dan una parte. ¿qué es esto? Ustedes creen que este es momento para regatear una cosa así. No me gustan para nada sus insinuaciones acerca de mi esposo y desde luego no me gustan sus métodos. De hecho, usted no me gusta Sr. Norton"

Ella se marcha de la oficina muy ofendida.
Keys, divertido, le dice a Norton como si éste fuera un jugador de fútbol:
"¡He, no ha jugado mal Sr. Norton¡. Llevaba la iniciativa, pero falló en la línea de meta. Hizo un tiro ilegal, fuera de juego, y le anularon el tanto. Lo malo es que no puede recuperar la jugada porque se ha terminado el partido"

Keys pasa a demostrar a Norton lo endeble que es la teoría del suicidio, dándole ejemplos mucho más efectivos para quitarse la vida. La conclusión es que Dietrichson no pensó en suicidarse ya que el tren circulaba a una velocidad mínima. Saltar del tren no era una manera segura de matarse. La conclusión, para satisfacción de Neff, es que Dietrichson efectivamente sufrió un accidente y que la Compañía no va a tener más remedio que pagar la doble indemnización.

Keys sale bufando de la oficina de Norton seguido de Neff que no puede ocultar el gesto de satisfacción. Keys saca el inefable puro y naturalmente no tiene fósforos. Neff, diligente y gustosamente le enciende el cigarro.

"Te hubiera abrazado en aquel momento, Keys, a tí y a tus estadísticas. Eras el único a quien teníamos miedo y en cambio, sin saberlo, te habías puesto de nuestra parte. Aquella noche al regresar a casa tenía los nervios más tranquilos. Volvía a sentir el suelo bajo mis pies y pensaba que en adelante todo sería mucho más fácil. Aquellos 100.000 dólares parecían ya tan seguros para Phyllis y para mí como si ya tuviéramos el cheque en el bolsillo o depositado en el banco".

Cuando Neff entra en su piso se oye el timbre del teléfono. Es Phyllis que quiere verse con él. Neff le contesta que puede subir a su apartamento pero que tenga cuidado de que nadie la vea entrar en él.
Nada más soltar el teléfono suena el timbre de la puerta. Es un momento de gran tensión. Neff abre con vacilación la puerta y se encuentra con Keys que entra pensativo sin esperar siquiera a que Neff le invite a pasar. Neff tiene que aparentar una tranquilidad que está lejos de sentir. Su jefe no hace más que darle vueltas a la pierna rota de Dietrichson. Si ya había firmado una póliza de seguro ¿por qué no denunció el accidente?. La pregunta más peligrosa surge de pronto. "¿Es que no sabía Dietrichson lo que había firmado?. Por unos segundos mira fíjamente a Neff, quien sostiene el tipo con afectada flema. Keys retira inmediatamente el interrogante. "No, no puede ser, tú mismo se la diste a firmar".
Desde este momento Neff sabe que ha perdido la jugada. Keys está narrando punto por punto todo lo que ha sucedido. En ese momento vemos el pasillo que conduce al apartamento y Phyllis saliendo del ascensor para dirigirse a la puerta de Neff. Cuando pone la mano en el pomo oye la voz de otra persona. La puerta se abre, pero ella se oculta tras la misma.

A Wilder no se le ocurrió otra cosa para mantener el suspense del momento, pero en realidad ningún constructor hubiera permitido que las bisagras de una puerta de un apartamento girasen hacia fuera. Estaba prohibido por las leyes contra incendios. Pero obviando esta "irregularidad" lo que importa en esta escena es el encuadre, bellísimo por otra parte.
Un plano general donde Phyllis sostiene el pomo de la puerta en el primer ángulo. Neff, sosteniendo la puerta de espaldas y al final del pasillo, dominando a los dos asesinos, Keys dispuesto a entrar en el ascensor ...y en la verdad del asunto.

A partir de ahora las relaciones entre los dos amantes parecen enturbiarse. Ella sospecha que Neff, mucho más débil que ella, está empezando a flaquear. Las facciones de Phyllis son firmes cuando le dice a su amante:
"Ninguno abandonará ésto - El primer plano alternativo de ambos refleja lo que sienten cada uno de ellos de forma magnífica- Lo hicimos juntos y juntos seguiremos hasta el final. Al final de la línea estaremos los dos. RECUERDALO".
La cámara se acerca implacable frente al rostro de Neff hasta un primerísimo plano.

"Sí recordaba, recordaba lo que tú habías dicho, Keys, acerca del viaje en tranvía del que nadie podía bajar de él hasta el final de la línea....el cementerio. Y empecé a pensar para qué sirven los cementerios. Para dejar allí a los muertos. Creo que fué la primera vez que pensé en Phillis así, muerta. ¿Y qué pasaría si ella muriese?

La acción cambia bruscamente y vemos a Neff y a Lola caminando por las colinas frente al Hollywood Boll. El auditorio está iluminado porque se celebra un concierto. Hasta ellos llega la música lejana. Lola le confiesa a Neff la sospecha de que su novio Zachetti le ha traicionado con su madrastra. Cree que ambos han comentido el asesinato de su padre, pero a pesar de tal sospecha Lola sigue amando a Zachetti. Esta confesión de la muchacha muerde a Neff en lo más íntimo. Un solo pensamiento se instala con fuerza: Phyllis le ha utilizado para despues compartir el botin y todo lo demás con un amante mucho más joven.

A la rabia que le produce el posible engaño se une la inquietud de que Keys esté al tanto del asunto y esté jugando con él al ratón y al gato. Resuelto a averiguar si Keys sospecha de él entra en el despacho de su jefe cuando éste se marcha. Descubre en un memorandum dictado que le habían estado investigando efectivamente, pero no habían encontrado ningún indicio de su participación en el delito. "Además-dice Keys,- yo confío en Walter al cien por cien- . El individuo sobre el que pesa toda la culpabilidad, según Keys, es Zachetti.

Para Neff el partido ya está jugado. Ve una puerta grande por la que salir airoso. Llama a Phyllis para fijar una cita para aquella noche a las once. Le advierte que tenga todas las luces apagadas.

La voz de Neff continua quebrada "Creo que no tendré que decirte lo que pensaba hacer a las once, Keys. Por primera vez veía claro cómo salir en bien del lío en que me había metido y de librarme de Phyllis al mismo tiempo....Eso es lo que pensaba...lo que yo no había calculado es que ella también tuviera calculados sus planes"

Los planos siguientes, oscurísimos, como la conciencia de los personajes , son el epílogo admirable de esta maldita relación.

Phyllis baja por la escalera, que si antes había representado un cielo luminoso para Walter, ahora es una siniestra bajada hacia el infierno. Ella apaga las luces, una por una con gesto resuelto. Lleva una especie de pañuelo en las manos. Pronto sabemos que en él lleva una pistola que oculta bajo el cojín del ssillón. Con calma se sienta sobre el mismo y enciendo un cigarrillo. Inmediatamente entra Walter, ya que como le había advertido a ella, la puerta está abierta.

- Estoy aquí -dice ella.
- Hola, nena, ¿Hay alguien más en la casa?
- Nadie ¿Por qué?
- ¿Qué es esa música?
- Tal vez una radio que alguien tiene encendida en la calle.

Walter se sienta frente a ella. Es la misma composición en la que ambos se conocieron por primera vez, solo que ahora ella no tiene la pierna desnuda enseñando la tobillera.

- Justo como la primera vez que vine aquí, ¿verdad?Hablábamos acerca de seguros de automóviles, pero tú pensabas en asesinato y yo pensaba en tu tobillera.
- Y en qué estas pensando tú ahora?
- He dejado de pensar, nena. Solo he venido a decirte adios.
- ¿Adios?..¿A dónde vas?
- Eres tú quien se va , nena, no yo. Yo me he bajado del tranvía en esta esquina.
- Puede que ese stop sea una tontería. Habla claro.
- Yo te lo explicaré. Un amigo mío tiene una teoría curiosa. Cuando dos personas han cometido un asesinato es como si fueran los dos en un tranvía. A partir de entonces ninguno de ellos puede bajarse y han de seguir juntos hasta el final de la vía. Y la última parada es el cementerio.
- Puede que tenga razón.
- La tiene. Dos irán hasta el final de la línea. Pero yo no seré uno de ellos. Tengo a otro para que haga el viaje en mi lugar.
- ¿De quién estás hablando?
- De un conocido tuyo, nena, un tal Zachetti. ¡Vamos, me metísteis en ésto porque yo sé algo de seguros ¿no es cierto? Fui un tonto. Me hubierais eliminado en cuanto hubieses cogido el dinero¡
- Nadie pensó en eliminarte
- Y te diré algo más. Te has entendido con él desde un principio ¿verdad?

Phyllis ha permanecido sentada en la semioscuridad. Neff sin embargo se ha levantado. Está visiblemente nervioso y agresivo. Ella permanece inmutable y serena. Es bellísimo el plano de su rostro en plano medio que afronta lo que le espera y lo que va a hacer.

- Eso no es verdad- niega ella.
- No importa ya lo que sea verdad o no. Lo que importa es que Keys busca a Zachetti y lo meterá en la cámara de gas antes de que el chico sospeche lo que pasa.
- Entonces ¿qué pasará conmigo?
- No seas tonta, nena. ¿Qué crees que pueda pasarte a tí? Tú ayudaste a achetti a cometer un crimen. Eso es lo que opina Keys y lo que vale para Keys vale para mí.
- Puedo que no valga para mí. Es más, puede que no me guste. Puede que prefiera hablar.
- A veces uno va a donde no puede hablar. A dos metros bajo tierra. Y si ese uno fueras tú se le achacaría a Zachetti, ¿no es cierto?. Seguro que esto puede ser así, porque dentro de 15 minutos el chico está aquí con los polis pisándole los talones.

Los dos amantes ya conocen cual es el destino cuando ella dice

- Los dos estamos podridos
- Solo que tú lo estás más que yo. Tú me hiciste matar a tu marido. Luego trataste de que Zachetti matara a Lola y puede que a mí también. Despues alguien más te hubiera librado de Zachetti Así es cómo operas tú ¿verdad?
(Sólo para apreciar lo diferente que suenan los diálogos en versión original reproduzco la frase anterior tal como la dice Neff: " Only you´re a little more rotten. You got me to take care of your husband for ya. And then you get Zachetti to take care of Lola, maybe take care of me too. Them somebody else would have come along to take care of Zachetti for ya. That's the way you operate, isn't it, baby?"

- Supongamos que sea así- contesta ella- ¿Es quizá mejor que lo que tú has preparado para esta noche?
Neff no contesta a la pregunta de Phyllis, se dirige hacia la ventana diciendo.
- No me gusta esa música ¿Te molesta que cierre?

La cámara se vuelve a Phyllis que da la última calada al cigarro. Despues lo tira con decicisión.Neff acaba de cerrar la ventana. La oscuridad lo envuelve casi por completo. Suena un disparo y él se tambalea.

- Puedes hacerlo mejor.-dice-Prueba otra vez. Si me acerco un poco más ...¿crees que acertarás ahora? -conforme se acerca ella baja el revólver- ¿Por qué no has disparado otra vez?¿No me digas que has estado enamorada de mí?

La mirada de ella ha cambiado. Ya no es la mirada dura y decidida. Sus ojos comienzan a llorar

- No, jamás te amé ni a tí ni a nadie. Estoy podrida hasta el alma. Te utilicé como has dicho. No significabas nada ...hasta hace un instante que no pude hacer el segundo disparo. Nunca pensé que pudiera ocurrirme tal cosa.
La cámara solo enfoca el rostro de Phyllis. Neff está de espaldas sin querer implicarse en el abrazo.
- Lo siento, no te creo- dice él
- No te pido que me creas. Solo que me abraces.
Ella se arroja sobre él. Pone cara de asombro. Le mira a los ojos y se oye un disparo.
- Adios nena.

La novela de Cain termina con un suicidio mutuo de los dos amantes a bordo de un barco, pero los guionistas Wilder y Chandler desecharon ese final. En principio se pensó que Walter muriera en la cámara de gas. De hecho se rodaron esas escenas pero el final que se dejó para la versión canónica es memorable.

Neff está agonizando a las puertas de la oficina de Seguros. Keys está junto a él.

- ¿Cómo va eso Walter?
- Bien- le contesta con trabajo Neff- pero alguien se ha llevado el ascensor a dos kilómetros de distancia.
- Ya vienen para acá- contesta Keys.
- ¿Sabes por qué no pudiste adivinarlo esta vez?. ...Yo te lo dije...porque tenías demasiado cerca a la persona que buscabas...al otro lado de tu mesa.
- Más cerca aún, Walter
- Yo tambien te quiero.

Neff saca trabajosamente un cigarrillo de su bolsillo. Trata de encenderlo y por primera vez a lo largo de todo el film, es Keys quien se lo enciende.
La pantalla se oscurece y aparece la palabra FIN.


1 comment:

David said...

Vaya. Aquí has sacado el elogio de Hitchcock y no sabía lo de ese artículo de Chandler (o no lo recordaba).
La has contado de maravilla.